viernes, 5 de junio de 2009

AUTORITARISMO O IGNORANCIA DEMOCRÁTICA ( O LA IGNORANCIA DE LOS PSEUDODEMÓCRATAS ..!!)

Autoritarismo o la ignorancia democrática

 

 

Escrito por Mauricio de Vengoechea   

THURSDAY, 15 DE NOVEMBER DE 2007

 

Una de las fuentes de mayor sabiduría está representada, sin lugar a dudas, en los adagios populares, los cuales al hacer carrera, logran instalarse como verdades en el imaginario colectivo.

 De ahí que al ver las declaraciones y observar las actuaciones de algunos de nuestros gobernantes latinoamericanos, sustentadas todas ellas en el concepto erróneo de la "democracia de las mayorías", con el propósito de imponer su ley de manera autoritaria, no podamos menos que parodiar aquel adagio popular que enseña que "la ignorancia es atrevida".  

En la Democracia Representativa, que es precisamente aquella a través de la cual dichos gobernantes han conseguido acceder al poder, la mayoría otorga a quien lo obtiene, el derecho a ejercer el gobierno y quizás, en ocasiones, hasta el derecho a la capacidad decisoria del poder legislativo,  pero lo que ciertamente no otorga la mayoría, es una patente de corso para que el gobernante de turno acomode la institucionalidad a su favor, como tampoco le otorga el permiso para violentar los derechos fundamentales que en las verdaderas democracias tienen las minorías, a quienes no se puede restringir su espacio democrático de participación, ni mucho menos excluir.

Más aún, si a algo obliga una Democracia Representativa a un gobernante, es a respetar y hacer que todos respeten, de manera permanente, los derechos de las minorías.

Sin embargo, esto no parece estar ocurriendo en varios de nuestros países, especialmente en aquellos en donde el carácter autoritario de los gobernantes de turno es cada vez mayor.

En Colombia sorprende, por ejemplo, que sea el presidente Álvaro Uribe, quien por más de 25 años transitó por el sistema democrático colombiano; quien accedió a distintos cargos del Estado por vía de la Democracia Representativa de la cual ha sido un gran beneficiado al ser elegido desde alcalde y gobernador, pasando por legislador, hasta llegar a Presidente de la República; un hombre tan admirado no sólo por sus compatriotas, sino por los partidos y gobiernos más liberales de la región -desde la perspectiva del liberalismo europeo, no del liberalismo americano-; quien haya caído en la tentación de enfrentar abiertamente a otros poderes legítimos del Estado, quien descalifique con agravios a la oposición,  quien agreda verbalmente a algunos medios y periodistas, y quien haya impuesto su propia reelección y esté ahora hablando de la posibilidad de una nueva, en caso de que surja una hecatombe, como lo dijo en sus propias palabras; bajo el pretexto de poder hacerlo todo porque cuenta con el respaldo de la mayoría.

En Venezuela para imponer a como diera lugar una visión inviable de país, quizás sea entendible mas no excusable, la ignorancia del presidente Hugo Chávez sobre el verdadero significado de la democracia, si tenemos en cuenta que mucho antes de su ascenso al poder por vía de la elección popular, el comandante ya había mostrado su verdadero talante, toda vez que su primer intento por llegar al poder fue a través de un fallido golpe de Estado, a un gobierno democrático y legítimamente constituido.

Lo paradójico hoy es ver, cómo al tiempo que el gobernante venezolano al hacer uso de su mal entendida "democracia de la mayoría", intenta aprobar por vía del referendo, una nueva reforma constitucional que le permita permanecer en el poder de manera indefinida; sea una minoría, muy significativa por cierto, la de los jóvenes de la universidad pública -grupo que tradicionalmente ha sido abanderado y defensor de las propuestas de la izquierda más progresista-, que hoy se enfrente al gobernante para hacerle ver y entender que en la democracia venezolana, la mayoría le brinda el derecho a gobernar, pero a su vez lo obliga a  respetar el derecho de disentir de la minoría, acerca de su reforma.

En Bolivia, donde el mundo entero tenía puestos sus ojos y quizás hasta sus esperanzas sobre el éxito de un gobierno plenamente democrático, del primer indígena en llegar a la presidencia de ese país andino, Evo Morales, sueño que por cierto cada día resulta más improbable de convertirse en realidad;  las recientes declaraciones del vicepresidente Álvaro García Linera incitando a la movilización de las mayorías que eligieron al gobierno, pero que a su vez rechazan una reforma constitucional no consensuada, ante el temor de terminar apoyando un sistema autoritario que desee controlar todos los poderes del Estado  y perpetuarse en el poder; nos hacen pensar que en Bolivia también, bajo el falso supuesto de la "democracia de la mayoría",  los gobernantes de turno no logran quitarse de encima los hábitos antidemocráticos que practicaron durante tantos años, las movilizaciones desestabilizadoras propias de los "golpes de calle", en contra de gobiernos que, más allá de ser buenos o malos, eran legítimos y democráticos.

 

Razón tenía Carlos Marx cuando aseguraba que el hábito condiciona la conciencia.

Consultor Político de Newlink

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