Pronunciamiento de
la Academia Nacional de Medicina ante las declaraciones del ministro de
Educación
Ante las palabras infortunadas y
ofensivas expresadas hacia la Medicina Venezolana por parte del Ministro de
Educación y Vicepresidente del Área Social, abogado Héctor Rodríguez, el pasado
13 de enero de 2014, durante el inicio del posgrado en Medicina General
Integral de la novena cohorte y el año académico del Programa Nacional de
Formación de Medicina Integral Comunitaria donde señalara que ¨los logros en el
tema de la salud en el país se deben, en parte, al trabajo realizado por los
médicos cubanos, debido a que los galenos venezolanos les falta experiencia, experticia
y capacidades técnicas¨, debemos puntualizar lo siguiente:
1. Manifiesta públicamente el
Ministro Rodríguez, una opinión infundada un juicio de valor impropio, una
injusta agresión contra los médicos y la medicina venezolana, solo explicable
como producto de la juventud, de la inmadurez, de la vehemencia política, que
perturba la capacidad de análisis y la ponderación de las palabras. O quizás
una combinación de las anteriores, que impulsa al funcionario a incurrir en
grotescos errores, o lo ubica tristemente, en el terreno de intentar una
premeditada y protuberante distorsión de la realidad, una falsificación
semántica, vilmente usada en regímenes totalitarios para descalificar a quienes
discrepan o no están de acuerdo.
2. El término ¨experticia¨ es
inadecuado y está mal empleado pues es un medio de prueba pericial, una
actividad procesal que mediante encargo de un Tribunal, realizan personas
poseedoras de conocimientos especiales distintas a las partes.
3. Con relación a la experiencia,
ignora ministro que los estudios médicos en Venezuela tienen una larga,
meritoria y fructuosa tradición de dos siglos y medio, durante los cuales se ha
asistido a un avance progresivo y continuo que la llevó a ser respetada en el
concierto de las naciones, y que se detuvo e inició una vergonzosa regresión
hace cerca de tres lustros cuando se diseñó un ataque continuado e
inmisericorde hacia médico venezolano con la intención de desprestigiarlo ante
el colectivo, pretende despojarle injustamente de su altruismo y le hace ver
como un desalmado comerciante; a la par, se desestimuló al médico mediante
salarios bajos e injustos y privándole de protección ante la inseguridad en
ambientes de trabajo; además, se inició la destrucción intencionada e
irresponsable de la estructura hospitalaria para inducirle a perder la mística
y así favorecer la imagen de la Misión Médica Cubana, extraña a nuestra
idiosincrasia y a la cual incomprensiblemente se confió la soberanía
asistencial médica, sanitaria y educacional de los médicos integrales
comunitarios y a la vez se excluyó a las facultades de medicina con mayor
experiencia del país.
4. Por otra parte, las ¨capacidades
técnicas¨ se forjan a la par de las capacidades humanísticas, en el rigor de
los estudios médicos académicos del sistema de educación superior venezolano de
las universidades autónomas con facultades de medicina o de ciencias de la
salud con basamento en un plan de estudios serio y a la vera de la práctica
compasiva a la cabecera del enfermo en hospitales públicos.
5. Ignora usted señor ministro de
Educación, al intentar fomentar y estimular en su discurso, un pretendido
paradigma de lo público en contraposición de lo privado -una falsa antinomia-,
una visión maniquea que no cabe en la historia de la profesión médica en Venezuela;
le recordamos que todos los médicos venezolanos nos formamos en universidades
públicas, y aprendimos el arte y la ciencia clínica en hospitales públicos,
aprendimos de nuestros sufridos pacientes, a respetarlos, a honrarlos, a
dedicarle los mejores cuidados posibles, a esmerarnos en el trato, sin
discriminación y a actuar con la mayor compasión y excelencia, como parte de
los valores inmanentes de nuestra profesión, aun cuando existieran crueles
privaciones de recursos para atenderlos, como los que ocurren de manera
agravada en el momento actual. Han sido esos valores transmitidos, durante
varias generaciones, de maestros a sus alumnos, los que han permitido que
todavía existan médicos dignos, con gran sensibilidad humana, sin prejuicios,
héroes que todavía ejercen en los hospitales públicos, razones suficientes por
las que no podemos estar de acuerdo con sus viles declaraciones.
6. Como parte de esta
estrategia destructiva e innoble, en la Universidad Bolivariana, sin facultad
de medicina conocida se crearon estudios médicos improvisados y paralelos con
producción masiva de llamados Médicos Integrales Comunitarios (MIC), cuyo
pensum es deficiente y similar al de carreras similares que se cursan en Cuba,
con un alto contenido ideológico, diseñados a espaldas del Consejo Nacional de
Universidades y confiados a la Misión Médica Cubana, sin pruebas de selección
de aspirantes ni profesores reconocidos, llevados a cabo en forma fraudulenta
para formar profesionales de atención primaria de salud. Evaluaciones
posteriores han puesto de manifiesto la carencia sustancial de formación en
diversas áreas del conocimiento médico, un muy bajo desempeño en sus pasantías
cuanto a la calidad del acto médico y la falta de dominio y competencia
clínicas indispensables para el diagnóstico y adecuado tratamiento.
Percatándose de su incapacidad técnica para la atención de pacientes, y
formando parte de una cadena de improvisaciones, se decidió su incorporación a
los hospitales públicos en los últimos tres años de carrera, y nuevamente, su
desempeño ha dejado mucho qué desear.
7. Ahora parece gestarse un nuevo
fraude en la formación de recursos humanos en salud; el lunes 13 de enero retro
próximo el Ministro de Salud dio inicio a un posgrado de Medicina General
Integral nada menos que con una matrícula de 6.285 estudiantes, destinado
originalmente a los Médicos Cirujanos según un Baremo Único Nacional. Al mismo
tiempo, se asignaron 980 Médicos Integrales Comunitarios a posgrados Clínicos
Universitarios de especialidades y subespecialidades, ignorándose cuáles
pruebas se realizaron para la selección de los aspirantes; qué universidades
ofrecerán estos cursos; la disponibilidad de profesores idóneos y de ambientes
adecuados y dotados, pues para nadie es desconocido la destrucción de la planta
física de los hospitales públicos y la merma en la dotación de las facultades
de medicina nacional; si son posgrados clínicos asistenciales no académicos o
posgrados asistenciales académicos aprobados, acreditados y reconocidos por el
Consejo Nacional de Universidades. Siendo improvisado, más que una solución,
generará problemas de alcances no conocidos pues es desacertado estimular en
forma precoz la migración desde la medicina de primer nivel hacia la
especialización en áreas clínicas; esta decisión contradice la motivación
original del Programa Nacional de formación de MIC y la esencia misma de su
existencia.
La Academia Nacional de Medicina,
institución oficial de utilidad pública, científica, doctrinaria y de consulta
que representa a la Ciencia Médica Nacional, además de lamentar y rechazar las
palabras tendenciosas, despectivas, desmesuradas y falsas del Ministro
Rodríguez, expresa su gran preocupación por las potenciales consecuencias
nefastas para los enfermos atendidos por estos "especialistas" de
nuevo cuño, de inadecuada formación y poca excelencia profesional, que
redundará en la merma en la calidad del acto médico, al tiempo que atentará
sobre la credibilidad y el rigor académico del sistema de educación médica de
posgrado en Venezuela, de sus autoridades, particularmente de aquellos
responsables de la conducción de estudios avanzados y de formación posdoctoral.
Por la Junta
Directiva
Dr. Rafael
Muci-Mendoza Dr.
Harry Acquatell
Presidente Vicepresidente
Dr. Leopoldo
Briceño-Iragorry Dr.
Guillermo Colmenares Arreaza
Secretario Bibliotecario
Archivero
Dr. Miguel González
Guerra
Tesorero
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