jueves, 4 de junio de 2009

... CUBA SE MUERE DE HAMBRE POR CULPA DEL BLOQUEO O POR CULPA DE SUS GOBERNANTES ?? .... VEAMOS...!!

El gobierno cubano tiene una evaluación de los costos económicos del Embargo-Bloqueo de Estados Unidos contra Cuba. Según sus propias cifras las pérdidas del país durante el último medio siglo rondan los US$ 100 mil millones.

Ahora sería sumamente interesante hacer una evaluación similar sobre los daños ocasionados por el accionar de un enemigo aun mayor, la todopoderosa y omnipresente burocracia estatal, lo que algunos cubanos califican de "Bloqueo interno".

Ya tratamos el tema una vez en "Cartas desde Cuba", pero lo hicimos en tono de broma, riéndonos de las ocurrencias francamente tontas de los burócratas cubanos. Sin embargo, en estos tiempos de crisis aquella comedia se troca en drama.

La burocracia se ha convertido en una gigantesca red que inmoviliza al país, saboteando la aplicación de las transformaciones que necesita la economía, las mismas que la población reclamó en el debate nacional y que el propio Raúl Castro ordenó.

El periódico Juventud Rebelde denuncia la perdida de toneladas de tomate porque el Estado no tuvo capacidad de recogerlo y desde ya se anuncia que pasará otro tanto con la producción de viandas. El "problema" es que la agricultura mejoró su productividad.

"Es muy triste saber que se sudó por gusto", dijo un campesino, recordando que se trabajó más duro para contrarrestar los efectos de los ciclones y agregó: "si no hicieran falta estos quintales, no dolería tanto, pero es que incluso Cuba está comprando alimentos carísimos en el extranjero".

Del periódico oficial, Granma, me viene otro excelente ejemplo, el de G. Aguilera Vila, E. Aguilera Vila y J. Montejo León, campesinos de Guáimaro, Camagüey, en el mismo lugar donde se elaboró la primera constitución de la República en Armas en 1869.

Los tres hombres se quejan de que no se les entregan las tierras que ya se les asignaron dentro del proceso de reforma agraria organizado por el gobierno. Llevan meses esperando y escribiendo a los dirigentes de la zona pero no obtienen respuesta.

Ellos son arroceros y aseguran que en esas parcelas "ya existiera una parte en producción" y se preguntan: "¿Dónde está el programa de popularización del arroz, o tendremos que esperar por los barcos para que el pueblo se pueda alimentar?".

Y no es por falta de gestión. Desde diciembre se entrevistaron con el jefe del Distrito, el jefe de la granja Geocuba, la jefa del Registro de tierras de Camalote, el jefe de Tierras de Guáimaro, el jurídico y el delegado de Agricultura Municipal y el del Sector Campesino.

Nadie les da respuesta por lo que ellos se preguntan si pretenden empujarlos al delito: "¿Tendremos que desistir y comenzar en el mundo desagradable de los vagos o incorporarnos al negocio ilícito y no al trabajo como lo necesita el país?".

En este caso los costos económicos de la actividad de la burocracia estatal son enormes y se traducen en falta de alimentos para la población. El que crea que estas historias son una excepción se equivoca, se repiten a lo largo y ancho de la isla.

Sin embargo, no solo en la agricultura operan de esta forma. Se tardaron más de un año en comenzar a eliminar los Topes Salariales, a pesar de que ésta es la única forma en la que se pueden aumentar los ingresos de los trabajadores cubanos.

El grado de insensibilidad es enorme. En un programa radial pusieron el ejemplo de un par de ancianos, uno de ellos con demencia senil, que ganan apenas US$8 al mes y viven desde hace mucho tiempo de la caridad de sus vecinos.

El problema es que las "instancias correspondientes" no responden a la solicitud de ayuda social que los propios vecinos han presentado. Pasan los meses y la respuesta es siempre que el caso está en estudio. Hay que ser optimista, a lo mejor se resuelve antes de que mueran.

Si algún día se deciden a cuantificar el daño económico que le ha hecho la burocracia estatal al país, no deberían dejar de lado estos ejemplos, porque el costo político no ha sido menor. Cada uno de estos hechos aumenta las filas de los que piensan que el sistema es esencialmente ineficiente.

Es evidente que los burócratas no tienen las mismas necesidades que la población. Estoy seguro de que entenderían mejor la urgencia de algunas medidas si se les eliminaran las prebendas y tuvieran que vivir con el mismo salario que gana un trabajador.

Pero la clave está en que en Cuba los burócratas pueden perder el cargo si hacen algo y se equivocan pero nadie sale "tronado" por no hacer nada. Lo grave es que esto no cambiará mientras la acción implique riesgos y la parálisis siga protegida por la impunidad.

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